AVISO

Hola, cómo va. Seguramente habrán notado que hace varios días (más de diez) no actualizo el blog, algo raro si tenemos en cuenta que venía subiendo textos bastante seguido. La cuestión que es que hace algún tiempo que venimos tramando con el amigo Villarino y algunas personas más la idea de empezar un sitio de crítica de cine, que esté dedicado sobre todo a los estrenos pero que también tenga lugar para otras cosas, como discos, libros, cómic, etc. Después de varios días de pruebas y correcciones, y aunque todavía falta pulir varias cosas, ya puedo decir que el sitio está listo para ser visitado. Acá les dejo el link:

www.cinemarama.wordpress.com

Por ahora tengo pensado dedicarme de lleno a este nuevo proyecto, aunque voy a tratar de actualizar de forma esporádica Cine Mifune.

Los esperamos en el nuevo Cinemarama.

Saludos a todos.

miércoles, 23 de abril de 2008

BAFICI 2008 - Historias extraordinarias

Vuelvo a actualizar el blog después de quince días de inactividad. Gran parte de la culpa la tuvo el festival. Como no pienso hacer ninguna crónica ni nada parecido, lo más seguro es que vaya intercalando con los estrenos de la semana algún que otro texto sobre alguna película del festival que me haya interesado. Ahora empiezo por la mejor de todas (eso sí, no hay fotitos ni afiche: texto puro y duro)


Dirección:
Mariano Llinás
Guión: Mariano Llinás
Intérpretes: Walter Jakob, Agustín Mendilaharzu, Mariano Llinás, Klaus Dietze, Horacio Marassi, Eduardo Iaccono
Música: Gabriel Chwojnik
Duración: 245 minutos



Nueva(s) historia(s) del cine (argentino).
¿Sabrá Mariano Llinás que su película va a cambiar para siempre al cine argentino? Pocas veces tuve la seguridad de que estaba viendo algo que podía llegar a cambiar todo un estado de cosas como la tuve con Historias extraordinarias. Siempre traté de imaginarme que les habrá pasado por la cabeza a los primeros espectadores de películas como Mundo grúa y Pizza birra y faso (también podría agregar Rapado, Picado fino y La libertad, pero estas películas no trajeron consigo un gran cambio para el cine nacional en su conjunto, al menos no de forma inmediata). Bueno, creo que algo parecido, aunque en circunstancias distintas, debe haberle pasado a la gente que vio la película de Llinás en el Bafici. Como espectador es muy difícil quedarse al margen de la experiencia que es ver HE, la película tiene una fuerza inpensada para ser un exponente del Nuevo Cine Argentino, más todavía si pensamos en la gran mayoría de las películas argentinas actuales, donde muchas veces la abulia y el reposo estéticos y narrativos son producto de una comodidad un tanto peligrosa (ver Resfriada, que tuvo premio al mejor director). Ya que estamos, empecemos por ahí.

Si hay algo que HE no es es, justamente, una película cómoda. Dura cuatro horas; tiene una cantidad enorme de historias, muchas de las cuales no se sostienen a lo largo de todo el relato; la voz en off, lejos de agregar la información que le falta a los diálogos, todo el tiempo complica y complejiza la acción (muchas veces el suspenso está cortado de cuajo por la voz en off, que nos cuenta qué es lo que va a pasar antes de que pase), no hay elementos que relacionen a las historias entre sí como la gran mayoría de las películas corales recientes, etc. Todo en HE obliga al espectador a colocarse a su altura, a salir de la quietud de tanta película apagada y ponerse en movimiento; HE es, después de todo, una road movie infernalmente vasta. Y esta es otra cuestión importante: los lugares por los que transita la película. Si bien la geografía dominante de la película es el interior del país, con el paisaje típico de hoteles, chacras, ríos y pueblos chicos (hecho que le da a la película una sintonía importante con el NCA) al contar muchas de sus historias Llinás consigue desdibujar en parte esos lugares; o mejor dicho: los lugares siguen estando tal cual son, pero contaminados por algo que no suele verse seguido (casi que no suele verse) dentro del cine argentino: los géneros. Si bien el género no está tratado de forma rígida (porque la voz en off destruye convenciones todo el tiempo) la mezcla del paisaje con algunas historias que tienen algún tratamiento bastante cercano al género da por resultado un tono totalmente fresco y brillante: la historia romántica de los tres amantes; la del chico que espera a la chica, la del león moribundo (uno de los momentos más altos de la película), la del funcionamiento de la oficina del pueblo, etc. Pero el ejemplo más claro es una de las historias finales, la que cuenta el alemán sobre los Jollygoodfellows, el grupo de soldados ingleses. Es en ese momento que HE estalla en todo su esplendor desparramando alegría para los cuatro costados, en el momento genérico por excelencia, cuando remite abiertamente al cine clásico.

Y todo este tema de los géneros pone sobre la mesa una cuestión evidentemente obvia pero no por eso menos importante: que en todo caso se está contando una historia (en el caso puntual de HE, infinitas historias). A contrapelo de la tendencia dominante del cine moderno de despojar a las películas cada vez más de un motor y mecanismos narrativos, Llinás pareciera contestarle a muchos directores que el cine está hecho para contar historias, y si Balnearios era un ejemplo de cómo narrar con poquísimos recursos, HE es la cumbre, un punto álgido en la narración cinematográfica. La película de Llinás es una road movie no sólo porque algunos de sus personajes viajen, también lo es porque la experiencia de ver HE es en sí misma un viaje al corazón del cine, donde el movimiento está dado por historias incesantes que nunca terminan. HE es, probablemente, la película argentina que más cerca estuvo de abrazar todo el cine.

Final. Me doy cuenta de que traté de dar cuenta de varios aspectos de HE y siento que todavía ni siquiera empecé a hablar de la película. Por ejemplo, todavía no dije nada de lo que implica la película en términos de producción para el cine argentino; es decir, el ejemplo de una película enorme, titánica, que está hecha con un presupuesto mínimo, y que sin embargo tiene toda la fuerza de los mejores exponentes de género norteamericanos (si la falta de dinero nunca fue excusa para filmar con desgana, de acá en más va a ser algo todavía más grosero). Seguramente va a haber más textos que hablen sobre la película en este blog. Pero resumiendo por el momento, lo que me interesa decir es que no creo que nada vuelva a ser como antes después de la película de Mariano Llinás; ni que deba ni que pueda volver a ser como antes. Los críticos por un lado van a tener la responsabilidad de darle a la película el lugar que merece en los medios de comunicación y en la historia del cine argentino, y los realizadores, bueno, no creo que nadie que haya visto HE y tenga un poco de honestidad pueda seguir haciendo lo mismo que antes.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Pah, gustó la peli se ve...no la ví, no me muero por verla, pero voy a verla, cuando se estrene, no por I-Sat, y cuando pase el furor.
Pero como esta vez la cantidad de caracteres del post hizo que efectivamente lo lea todito, contesto a la duda de Mr. Criticón sonre que se le pasó por la cabeza a los primeros espectadores de Pizza, birra y faso: "esta película es una garcha"...
Eso, y que todavía estemos hablando de Nuevo cine argentino, a más de 15 años de aquellas películas fundantes, no sólo me parece anacrónico, sino también una pelotudez atómica (esto no es una crítica para el titular del blog, aclaro, es para el uso de la sigla en gral.)

El Criticon dijo...

Comparto lo de la categoría del NCA. De hecho, cuando quiero decir algo sobre cine argentino me cuesta bastante usar siempre NCA, primero por lo anacrónico, y segundo porque hace tiempo que se nota a la legua que la categoría es apenas una herramienta gastada. Por eso, te habrás fijado que usé apenas un par de veces NCA, mientras que uso muchas veces cosas como "cine argentino", "cine nacional" o películas argentinas".

Con respecto a la película-garcha (hablando de categorías), no estoy de acuerdo. Me hubiese gustado mucho haberla visto en la época del estreno. Vos la viste en cine?

Ezequiel Villarino dijo...

No pude ver HE en el BAFICI (bah, no es que no pude, sino que no me interesó, lo admito). Por ende, no puedo hablar del tema en cuestión. Sin embargo, por lo leído aquí y en otros sites (El Amante y La Lectora Provisoria, por ejemplo) admito que estamos frente a algo grande. El problema es que me cuesta determinar cuál es el principal valor de esta última película de Llinás: ¿es el resultado en sí mismo?; o acaso, ¿es el camino recorrido y las formas de producción empleadas antes del resultado final lo que se valora?. Se supone que es el "todo". Aunque por lo visto, las cosas no son tan simples como parecen.
Y sobre el concepto de NCA: bueno, una tipología/categoría más en el mundo del cine... ¿qué nos puede hacer? Después de todo, hasta el arte necesita un orden determinado para descomplejizar un poquito las cosas.
Sayounara Tomodachi!!

El Criticon dijo...

Yo creo que el valor máximo de HE está en la película misma y no tanto en su producción, de hecho en mi texto me la paso hablando de cosas que no tienen nada que ver con el rodaje o el presupuesto. Sin embargo, hablar de cine siempre implica hablar del cómo se filma, y la película de Llinás, por ahí por ser un objeto tan atípico y revolucionario, se presta para el debate en las dos áreas. Pero aclaro, la película podría estar hecha con 10 millones de dólares y sin embargo podríamos estar discutiendo sobre HE durante años.

Anónimo dijo...

No, afortunadamente no la ví en cine, porque de haber sido así, hubiera salido muy enojada de la sala al grito de "¡¡¡que me devuelvan la plata!!!"
Sobre gustos no hya nada escrito, vio?
A usté' le gusta cada cosa!

El Criticon dijo...

Jeje, ahora que me decís esto, me hubiese gustado ver HE con vos... Digo, para ver cómo arrancabas a la salida, después de la cuarta hora...

Ezequiel Villarino dijo...

Pero chicos... ¿ésto es el cine? Ah, no, claro, había otra película que "era" (y "es") el cine. Ahora me acuerdo. Bah, lo que "es" el cine va cambiando minuto a minuto ¿vieronnnnn?. Es como en la bolsa de comercio...
Sayounara!!

El Criticon dijo...

Che Ezequiel, vos no serás Angel Faretta disfrazado, no?

Anónimo dijo...

¿Y quién tiene la potestad de decir qué cosa es el cine?

Ezequiel Villarino dijo...

JEJE. Glenda, hace un tiempo alguien había realizado una ejemplificación para tener en cuenta sobre "qué era el cine". Estos locos bajitos...
Y no Mr. Criticón, no lo soy, ¿o no se había dado cuenta? De última, un día de estos nos disfrazamos de nuestros críticos/teóricos preferidos.
Sayounara!

El Criticon dijo...

Para mi el cine es como una bolsa de churros, y el crítico es el encargado de meter la mano y encontrar el de chocolate o relleno de dulce de leche.

Y EV, yo ya tengo el disfraz de Pablo Scholz, cuando quieras nos juntamos.