AVISO

Hola, cómo va. Seguramente habrán notado que hace varios días (más de diez) no actualizo el blog, algo raro si tenemos en cuenta que venía subiendo textos bastante seguido. La cuestión que es que hace algún tiempo que venimos tramando con el amigo Villarino y algunas personas más la idea de empezar un sitio de crítica de cine, que esté dedicado sobre todo a los estrenos pero que también tenga lugar para otras cosas, como discos, libros, cómic, etc. Después de varios días de pruebas y correcciones, y aunque todavía falta pulir varias cosas, ya puedo decir que el sitio está listo para ser visitado. Acá les dejo el link:

www.cinemarama.wordpress.com

Por ahora tengo pensado dedicarme de lleno a este nuevo proyecto, aunque voy a tratar de actualizar de forma esporádica Cine Mifune.

Los esperamos en el nuevo Cinemarama.

Saludos a todos.

domingo, 6 de julio de 2008

1973, un grito de corazón (Argentina - 2007)

Dirección: Liliana Mazure
Guión: Lliana Mazure
Intérpretes: Piero Anselmi, Juan Martín Otegui, Fernando Ganino, Luciano Furio, Carlos Echevarría
Fotografía: Sergio Dotta
Duración: 101 minutos





Es raro ver una película que se dedica casi exclusivamente a elogiar a una generación. No a un gobierno, un movimiento político o un grupo social, sino una generación, con toda la vastedad que esto implica. Es raro también que muchas de las personas que estuvieron ligadas de una u otra forma a los movimientos revolucionarios en los 60 y principios de los 70 casi nunca hablen de sí mismos como grupo sino como generación, sin buscar diferenciarse del resto de la juventud política y estudiantil que no compartía sus consignas o que directamente estaba en las antípodas. Parece que en los 60 solamente había obreros y estudiantes por un lado, y clase media y militares por el otro. Este es uno de los problemas de 1973, un grito de corazón, que no se pregunta con demasiada profundidad por la época y sus conflictos; apenas tiene delimitados un par de actores sociales bien diferentes, arma y apuntala desde ahí el discurso político de casi dos décadas de la vida de la Argentina. Y no está mal la elección, pero la simpleza y la chatura con que la película trata de dibujar algunos choques ideológicos hacen de 1973... un paneo demasiado rápido y superficial como para generar interés.

El otro problema son los momentos de ficción con que se ilustran los testimonios de los entrevistados. Cada escena de época deja ver los peores vicios de una puesta en escena que tiene bastante de estética publicitaria; mucho brillo lustroso, una cantidad de cámaras y de planos que más que agregar riqueza a la construcción de la escena restan dinamismo, y los diálogos y las actuaciones (sobre todo en las escenas “serias”, donde los personajes discuten y se “dan cuenta” de algo) rayan la parodia y la estupidez a cada rato. Hay momentos en que parece que se estuviera viendo una propaganda de Coca Cola ambientada en los 60.

Y para terminar, volvamos brevemente al principio del texto. 1973... toca una buena cantidad de temas: golpes militares, Perón y el pueblo que lo sigue, los grupos revolucionarios latinoamericanos, el Che y Cuba (acá hay que darle algo de crédito a Liliana Mazure por no poner ninguna imagen del cadáver del Che cuando se habla de su muerte; un lugar común esquivado oportunamente), la fuga de Trelew, el recrudecimiento de la dictadura que llegaría en el 76 (tema con el que la película no se mete de lleno), etc. Son una buena cantidad de temas; sin embargo, Mazure se las ingenia no solamente para saltar de un tema a otro muy rápidamente (hasta los testimonios están bastante cortados, lo que le da a la película un tono muy fuerte de documental para televisión) sino también para volver siempre al verdadero foco de la película; la generación de esas décadas. Repito, me parece una decisión poco común y bastante a trasmano de los documentales de este tipo, que por lo general suelen abordar distintas épocas y movimientos políticos para meterse tangencialmente con las generaciones que los sostienen, y casi nunca al revés. Lástima que 1973... no se tome el tiempo necesario para contar su historia y esté siempre pasando de un momento histórico a otro con tanta velocidad y tanta chatura en la manera de abordar los conflictos ideológicos y políticos.

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